El maestro de infantil se debate entre dos mundos.
Por un lado trabaja en la escuela, dentro del sistema educativo tradicional. Pero en sus orígenes la escuela no fue pensada para los niños de la etapa de infantil, y su marco normativo y de relaciones choca frontalmente con las necesidades de los niños de 0-6 años.
Y, por otro lado, el maestro de infantil sustituye a la familia en los cuidados más básicos, convirtiéndose en un referente afectivo e influyendo decisivamente en el desarrollo emocional de los niños.
Educar con presencia en el aula aborda la contradicción en la que vive la escuela infantil, y proporciona claridad y reflexión para cambiar las prácticas del educador de infantil, adaptándose a la situación particular de cada centro.
¿El resultado? Una mejor atención a los niños y las familias, y una mayor satisfacción y seguridad en el trabajo.
En la actualidad los profesores se enfrentan a un gran desafío para desarrollar su labor docente. Por un lado un sistema con clases masificadas y un programa muy rígido. Por otro lado una perdida de autoridad frente a alumnos que no responden al sistema y a los que, además de enseñar su asignatura, tienen que “acoger” con sus problemas, conflictos y dificultades. En este contexto no es extraño que aparezca la frustración, el estrés y el desánimo.
La realidad es que el mundo está cambiando, y el modelo “tradicional” de escuela que hemos heredado en el que el profesor atesora el conocimiento y lo vuelca sobre el alumno, en el que el profesor goza de la autoridad para conseguir la obediencia del alumno, ha quedado desfasado. Hoy sabemos que el alumno puede y quiere tener un papel más activo en su proceso de aprendizaje. La era de la información en la que vivimos pone el conocimiento a disposición de todos. Además los cambios en la sociedad y en el modelo de familia han propiciado la pérdida de la autoridad basada en el poder que tan bien funcionaba en el modelo tradicional.
El resultado es que los profesores están sometidos a mucho estrés y a condiciones de trabajo que dificultan su labor. En estas condiciones resulta difícil encontrar la manera de estar en el aula y de relacionarse con los alumnos, la manera de atender a los conflictos y situaciones difíciles que se presentan, o a los problemas que los alumnos traen a la escuela pero que no surgen en ella.
“Educar con presencia en el aula” propone un marco de relaciones que restablece la autoridad del profesor basada en la influencia y el respeto. También proporciona una visión nueva del alumno, imprescindible para afrontar conflictos y problemas de comportamiento y emocionales, sin violencia. Desde este nuevo enfoque los profesores pueden desarrollar su trabajo con mayor seguridad, tranquilidad y satisfacción.
Sí, existe una forma de educar sin recurrir a castigos ni recompensas. Una disciplina sin castigos ni recompensas, en la que la resolución de los conflictos se centra en la búsqueda de los sentimientos y necesidades subyacentes; la convivencia y el respeto son los ejes desde los que se establecen las normas y los límites; y el liderazgo y la autoridad se basan en la experiencia y la participación.
Las bases de un desarrollo emocional saludable. Los vínculos saludables durante la primera infancia están relacionados con el desarrollo de la autoestima, la confianza y la autonomía futuros. El equilibrio entre seguridad y autonomía es especialmente importante en situaciones de conflicto, separaciones, adaptaciones y en la relación con las familias.
Resolver conflictos en el aula. Una comunicación que fortalece las relaciones y permite la colaboración. Una comunicación no violenta, que ayuda a gestionar conflictos en los que todos ganen.
El poder de la conexión con los niños. Las emociones tienen un gran impacto en el aprendizaje. Reconocimiento del estrés y el trauma como las causas primarias de los problemas emocionales y de comportamiento. Escucha empática y aceptación de las emociones del niño. Énfasis en la prevención.